El duelo es el arduo camino que hay que recorrer tras la muerte de un ser querido.

Cada uno lo transita como puede y como sabe, con más o menos paradas, a mayor o menor velocidad, de una forma más activa o más pasiva…, porque para cada uno el camino es único y porque cada uno somos diferentes.

Cuando la muerte es por suicidio, además de las emociones habituales de los duelos normales (tristeza, vacío, miedo, rabia…) van a aparecer otras emociones (por ejemplo, la vergüenza), otra intensidad emocional (por ejemplo la de culpa, la soledad, la impotencia) u otras reacciones (por ejemplo, la búsqueda del porqué, los reproches, la incomprensión) que hacen del duelo por suicidio un duelo diferente y más complejo.

Hay suficientes estudios que muestran -y nuestra propia experiencia también lo dice-, que los grupos de autoapoyo ayudan a recorrer este proceso. Encontrarnos con personas que han vivido lo mismo, que pueden entender lo que nos pasa sin tener casi que verbalizarlo, poder compartir con ellos nuestra vivencia… ayuda a transitar esta fase en la que parece que la vida se ha detenido.

Desde la Liana queremos poner a vuestra disposición un espacio quincenal para encontrarnos, compartirnos y acompañarnos. Hemos pensado en grupos pequeños (de entre 4 a 6 personas) para facilitar la intimidad, la calidad y la calidez de los encuentros.

El formar parte de un grupo de autoapoyo nos permite elaborar nuestro propio proceso de duelo – a nuestro ritmo y desde nuestra singular forma de afrontarlo-, pero beneficiándonos de la presencia nutritiva y cuidadora del grupo. Si te interesa formar parte de uno, por favor, ponte en contacto con nosotros.